Seis pueblos medievales de Extremadura .- El ranking de esta publicación siempre es sinónimo de calidad, prestigo y excelencia.
Seis pueblos medievales de Extremadura, entre los más bonitos de España, por National Geographic
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Medellín (Badajoz): La historia de esta localidad pacense, situada a 45 kilómetros de Mérida, se concentra en sus monumentos y sus restos arqueológicos. Cuenta con un castillo medieval y un teatro romano, en el que se encuentra uno de los enclaves arqueológicos más completos de Europa occidental. En ellos se hallan vestigios desde la Edad de Bronce hasta el final de la Edad Moderna. La arquitectura religiosa se conforma de la iglesia de Santiago del siglo XIII, la de San Martín, también del XIII, y la de Santa Cecilia, del XVI. A todo esto se unen la arquitectura popular, los puentes de los Austria, las ruinas de Porta Caeli y la muralla almohade.
Olivenza (Badajoz): La Orden del Temple fundó la ciudad extremeña en el siglo XIII, que dio origen al conflicto histórico entre españoles y portugueses por su posesión. Portugal se encargó de convertir esta localidad en villa privilegiada y fortificada actual. La ciudadela de Olivenza contaba con 4 lienzos y 14 torres. Cada lienzo abría una puerta, pero ahora sólo quedan dos, la de Los Ángeles y la de Alconchel. La localidad dispone de una torre de homenaje de 37 metros de altura, en la que se encuentra el museo etnográfico González Santana. También se debe visitar el palacio municipal y la Panadería del Rey. Sin dejar de lado la gastronomía. Platos sencillos, pero basados en productos de la tierra, la caza y la pesca. Sin embargo, lo más conocido es la repostería oliventina, de la que sobresale la Técula mécula. Elaborada con almendras, azúcar, yemas de huevos, clara, manteca de cerdo, harina y mantequilla. Para rematar la visita hay que acceder a las iglesias de Santa María del Castillo, de los siglos XVI y XVII, y la de la Magdalena, del XVI.
Trujillo (Cáceres): Las vistas desde el castillo muestran el poderío de los señores feudales, pero en el interior de las murallas trujillanas se descubren la ermita de San Pablo, del siglo XVI, y cuatro de las siete puertas, además de la alberca y un aljibe hispano-musulmán. La ciudad cacereña se muestra plagada de edificios históricos como la iglesia de Santiago (románica del siglo XII y reformada en el XVII), la plaza Mayor, la casa de la Cadena, la de los Orellana y la de los Chaves-Cárdenas. También destacan el palacio de la Conquista, el de los duques de San Carlos, de Piedras Albas y el de Carvajal-Vargas. En la arquitectura religiosa destacan las iglesias de San Martín de Tours y de Santa María la Mayor.
Zafra (Badajoz): Punto de encuentro de gremios artesanales e instituciones sociales y religiosas. Pasear por su casco antiguo significa descubrir la plaza Grande, del siglo XV, que se une a la Chica por el Arquillo del Pan, pero también toparse con la Casa del Ajimez, el monasterio de la Encarnación (siglo XVI), la iglesia de la Candelaria, el palacio Conde de la Corte, las casas modernistas y el alcázar de los Duques de Feria.
Granadilla (Cáceres): Villa amurallada de origen feudal, que se abandonó en el siglo XX (24 de junio de 1955) por el embalse de Gabriel y Galán, cuyas aguas inundaron parte de su territorio. Actualmente, cuenta con la declaración de Conjunto Histórico-Artístico y su reconstrucción se debe al programa interministerial de Recuperación y Utilización Educativa de Pueblos Abandonados. Granadilla cuenta con un castillo, una muralla y una iglesia parroquial.
Jerez de los Caballeros (Badajoz): Las calles y plazas de Jerez de los Caballeros muestran la riqueza arquitectónica de la localidad pacense: iglesias, palacios y casonas. La iglesia de San Bartolomé, gótica del siglo XV, y la de Santa María de la Encarnación son un ejemplo de la exuberancia patrimonial, a la que suma otros templos como el de San Miguel y de Santa Catalina. El legado de la Orden del Temple también se plasma en las edificaciones como la puerta de la Villa u la de Burgos, la alcazaba y la propia iglesia de San Bartolomé. La nobleza jerezana construyó imponentes palacios a partir del siglo XIV, que todavía conservan su esplendor. Visita inexcusable la casa del Sol, el palacio de Guzmán Sotomayor, el de los marqueses de San Fernando y las antiguas casas consistoriales. Y, por último, el dolmen de Toriñuelo, prueba palpable de que en la Prehistoria la zona estaba habitada.
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