El Porrat
El «porrat» es una feria tradicional muy enraizada en algunas comarcas del País Valenciano que se celebra bajo la advocación de un santo en la ermita o santuario donde se le rinde culto. El origen de esta costumbre popular se atribuye a la veneración de la sociedad agrícola a los santos para conseguir buenas cosechas y la fertilidad de sus animales. El elemento más característico de esta fiesta consiste en el mercado al aire libre donde se venden productos tradicionales, dulces y frutos secos.
Remontarse a la historia del «porrat» es, como casi siempre en Valencia, viajar a la época musulmana. El cronista Juan Luís Corbín lo corrobora y anota que algunos historiadores atribuyen el origen del «porrat» a «cosas de los moros», a propósito de que parece ser que el garbanzo tostado – torrat o porrat – formaba parte del menú de las celebraciones de los musulmanes valencianos, y especialmente en las bodas, a modo de tributo a las novias. Por su parte, el escritor Pascual Pérez y Rodríguez remonta la costumbre de vender «porrat» nada menos que a la época de los romanos, y dice que Horacio, en su Epístola a los Pisones, menciona la costumbre de aquellos de comprar garbanzos tostados como distracción y golosina.
El «porrat» entra en la tradición propiamente valenciana en los primeros años después de la Conquista, entorno al 9 de octubre, festividad de Sant Donís, cuando en la capital del Reino se conmemoraba la entrada de Jaume I en Valencia. El origen de «fer porrats» se sitúa en los primeros tiempos de tal celebración en la que era costumbre obsequiar con chufas, habas hervidas, altramuces, almendras y garbanzos tostados (torrat), tradición que fue variando en cuanto a los productos objeto de obsequio, pero que enraizó y se extendió a otras festividades, especialmente a las que se celebraban en las calles de los bulliciosos barrios medievales.
En Gandia y en la comarca de La Safor se celebran «porrats» a lo largo de todo el año. En muchas de estas poblaciones en las que se había perdido esta tradición han sido las asociaciones y las administraciones locales las que han emprendido e impulsado su recuperación. Actualmente el «porrat» ha incorporado a su vertiente lúdica y festiva, a la que evolucionó su origen religioso, un importantísimo componente sociocultural con la programación de actividades y manifestaciones a través de las cuales cada pueblo promociona y difunde su singularidad cultural, patrimonial y turística.